Hace pocos días los chicos de Amphora Games estrenamos un juego que llevábamos varias semanas queriendo probar: K2. Básicamente se trata de alcanzar la cima de la segunda montaña más alta del mundo (por detrás del Everest) antes que los demás jugadores y sin morir en el intento. Esta reseña no pretende ser una descripción exhaustiva ni un gameplay, sino más bien transmitir las impresiones que el juego nos causó.
Componentes
El juego viene con un tablero de dos caras, una de ellas representa la ascensión del K2 en verano y la otra en invierno, representando esta última una mayor dificultad. También trae un set de 18 cartas de acción para cada uno de los 5 jugadores posibles, un pequeño dial para cada jugador, marcadores y fichas de juego que representan a los alpinistas y sus tiendas de campaña. Por último, un set de losetas que representan el clima, con 6 de verano y 6 de invierno.
Mecánica
Cada jugador controla a 2 alpinistas, que se mueven por separado, y deberán recorrer las casillas que les llevan desde el campamento base a la cima. Para ello, en cada turno robará cartas de acción y seleccionará 3 de ellas. Estas cartas permiten mover al los alpinistas por el tablero o aclimatarles al frío de la montaña. Todos los jugadores eligen sus cartas a la vez, por lo que en cada turno participan todos los jugadores. A los pocos turnos uno se da cuenta del verdadero reto del juego: no volverse loco y dar pasos sobre seguro. De hecho, el juego penaliza al que más se arriesga otorgándole fichas de riesgo que frenarán su escalada. Según la altura que alcancen los alpinistas se obtienen puntos y al final de 18 turnos, el que haya obtenido más puntos será el ganador.
Decisiones
Durante toda la partida hay que tomar decisiones estratégicas que definirán el sentido que tomarán nuestros pasos. Aunque no hay una gran variedad de rutas, sí que se puede elegir entre dos o tres bien diferenciadas: una que permite un ascenso rápido pero duro y otra que permite un ascenso más lento pero menos expuesto a las inclemencias del tiempo. También habrá que decidir dónde colocar las tiendas de campaña, que nos otorgarán una protección temporal frente a los fenómenos meteorológicos: si las coloco arriba puedo esperar resguardado al momento adecuado para atacar la cumbre, pero si las coloco más abajo… ¿qué ocurrirá?
Interacción, rejugabilidad y escalabilidad
Ya hemos comentado que todos los jugadores eligen sus cartas a la vez. Una vez elegidas, se revelan y se ejecutan las acciones en un orden establecido que va cambiando en cada turno. Así que la interacción con los demás jugadores se limita a verificar si los movimientos de los otros impiden que yo pueda hacer lo que tenía planificado hacer, o si tengo que modificar mi plan inicial. Es difícil «estorbar» al otro, más allá de bloquearle el paso. Sin embargo la rejugabilidad es alta puesto que existen dos tableros con dificultad creciente (es más difícil escalar el K2 en invierno que en verano, de hecho en invierno nadie lo ha conseguido aún). El juego también tiene una climatología diferente para el invierno que para el verano, pudiendo combinarse tablero y climatología en 4 configuraciones diferentes. En lo que respecta a la escalabilidad (esto es que se mantiene la jugabilidad cuando crece el número de jugadores, no quiere decir que sea más fácil «escalar» el K2) se nota poco si hay más jugadores pues la interacción es pequeña y los turnos son simultáneos. La única diferencia es que hay un límite de alpinistas por cada casilla en el tablero, que varía en función del número de jugadores y si hay muchos, éstos pueden decidir si permitir un alpinista extra o no en ciertas casillas.
Conclusiones
Pues el juego representa un verdadero reto. Alcanzar la cumbre es fácil. Sobrevivir es fácil. Pero hacer cumbre y sobrevivir no lo es en absoluto. Y hacerlo antes que los demás, menos todavía. Constantemente estás en la diatriba de qué hacer: ascender o descansar. Constantemente. No será hasta la segunda o tercera partida que podremos planificar una estrategia desde el principio, con perspectivas de cumplirla más o menos adecuadamente. Sin embargo, y pese a haber jugado pocas veces, creo que es un juego del que puede uno cansarse con rapidez. Las opciones son pocas y los escenarios (que influyen mucho) son siempre los mismos. Se te hace más corto de lo que parece y te quedas con ganas de jugar algún turno más.